domingo, 22 de marzo de 2009

VIAJES SUBTERRÁNEOS AL SON.

En las mañanas de la estresada Madrid solo una agradable melodía es capaz de apaciguar a los ajetreados habitantes de la gran metrópoli. El intercambiador de Moncloa viste boina y camisa de rayas. Se transforma en un paraje parisino gracias a un simpático acordeonista, que consigue que las terribles muecas matinales se transformen en sonrisas.

El trayecto continúa por la línea 6 hasta Nuevos Ministerios. Ahí nos espera Vivaldi con una boina, un violín y, de nuevo, una agradable sonrisa. Como acto de respeto, recomiendo extraigan sus auriculares de sus delicados oídos, y déjense impregnar de estas notas.

Las guitarras protagonizan los viajes de tren, dotando las últimas horas de sueño, de una agradable música contemporánea, cortesía de un dueto colombiano.

Y que grande es la labor humanitaria de estos señores (a cuantos mataría yo cada mañana sin mi dosis de tranquilidad en formato ondas sonoras), y que poco advertimos los grandes artistas que son. Acabamos tachándoles de aficionados, sin darnos cuenta de que se están fraguando un sueño: vivir de la música.

Hay grandes talentos en cada boca de metro. Muchos cuentan con una vasta formación y experiencia que los acredita como verdaderos profesionales. Prueba de ello, el casting que se realizó en el metro de Barcelona para decidir como se repartirían los espacios en los que estos músicos podrían tocar. 70 candidatos para 32 puntos. La calidad estaba más que garantizada.

Del mismo modo, Glen Hansard en “ONCE” nos demuestra que la buena música y las grandes historias que puede suscitar, nada tienen que ver con el número de discos de platino. anterior siguiente. Curioso como la banda sonora y el premiado guión consiguen que al público se pase inadvertido el detalle de que los protagonistas carezcan de nombre.

Desgraciadamente, me es imposible señalar aquí los nombres de todos los músicos que nutren las calles de nuestra ciudad. Solo puedo dedicarles esta entrada y desearles que la crisis y los emepetreses no acaben con ellos. Les dejo con un tributo a estos genios para que los valoren un poquito más (si cabe).

Disfrútenlo y felices viajes subterráneos.

Fdo: Boli-BIC

3 comentarios:

  1. Nunca les haremos justicia del todo. Los músicos callejeros se merecen el post, todo y más.

    Una nota marginal. Glen Hansard tenía un grupo llamado The Frames. Pop épico bastante recomendable. Aquí un extracto por si le interesa a alguien:
    http://www.youtube.com/watch?v=5PB0AukrLv0

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  2. Sin duda sí se merecen un espacio aquí y en los vagones, y los callejones largos de Madrid.

    En Inglaterra hay en el propio metro zonas reservadas para ellos y que son cedidas de esta misma manera, mediante 'concursos' (entendiendo concurso según el británico). Otros metros como el de Moscú, de gran tílde, se están adueñando de la misma tradición, que por cierto también ha llegado a nuestra querida Madrid, donde como bien dices la calidad es cada vez más pujante, producto de fuertes cribas.

    respecto a la nota de Glen Hansard y acompañando el comentario de este precedente Jim Beam, recomendar a los Frames de la misma manera avisando de que, aunque pasables, nada tienen que ver con el mágico y -este sí épico- dueto formado por Glen y Marketa Irglova, que aparecen en la película y de la misma manera en vida con temas como Falling Slowly o The Hill que pueden melancolizar a más de uno cualquier noche, por mucha primavera y color que haya; y que recuerdan, inevitablemente, a la -también nacida de raíces irlandesas (por parte de él)- pareja formada por Damien Rice y Lisa Hannigan, con temas más que épicos, míticos... y que podrían con facilidad versar la marcha de cualquier revolución.

    En fin Ana, secundo el respeto que pretendes infundir a estos artistas porque de veras lo son. Más allá de la calidad musical que ofrezcan, representan en esencia una actitud, un rumbo, casi un símbolo de hasta qué punto somos capaces de darnos al resto.

    Por eso, del mismo modo que cuando en el metro estamos saliendo de la boca y vemos dos viejos y llevamos prisa y ralentizamos el rumbo para que no se sientan tan viejos; pido respeto en cada vagón, en cada túnel, en cada calle...
    (Ya lo dejo, empieza a parecer que tocara el organillo en la Calle Arenal y con esto de los meses negros las cuentas me estuvieran yendo mal).

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  3. yo me kedo con el q toca la guitarra y canta una canción genial q nunca recuerdo... :)

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